Hoy nos dejó un grande del deporte español, Severiano Ballesteros. En un deporte, entonces exclusivo de las clases más altas, triunfa la personalidad con clase, la del entusiasmo y el esfuerzo. Su "swing" parecía girar 360 grados, un ángulo completo, como todos los ciclos, como el círculo de la vida.
C.J.H.
Era un otoño caluroso, no nos quedaba agua y cruzábamos la selva africana. Cuando, de repente, pasó por delante de nosotras una manada de elefantes, seguida de otra de leones. Alicia parecía que se iba a caer del susto.
Luego pasaron jirafas, cebras, guepardos, más leones...Lo que a Irene le parecía extraño es que, aunque no había comida, ni el guepardo ni el león nos hubieran devorado como ositos de gominola Haribo.
Nos guiaron hasta un lago limpio y cristalino con agua potable. Bebimos hasta llenarnos del todo. El paisaje era precioso: árboles con hojas rojizas, hierba anaranjada y muchos animales a nuestro alrededor.
Aunque esta historia no sea real, mientras la escribo me imagino a muchos animales desfilando, pisando aquel suelo de hojas, y de fondo un paisaje increible.
Laura Castro
Con el caluroso sol de verano, la granja se llenó de olores, sonidos y colores de los animales que vivían en ella.
El gallo exhibía su plumaje, al lado de la refinada gallina que cloqueaba mientras los pollitos piaban en fila tras ellos. A continuación, los cerdos se revolvían en el barro, intentando refrescarse, y llamaban a las vacas que rumiaban en el prado.
Las ovejas perseguidas por el perro bajaron al prado para disfrutar de la fiesta.
Guillermo Pol
Los leones vestían garras afiladas con una gran corona que representaba su gran valentía. Los avestruces, cuello alargado, llevaban un gran pico decorado con piedrecitas brillantes. Las cebras taconeaban y formaban una linda sinfonía y...
... aquí llegan los guepardos de interminables piernas, cuerpos esbeltos y velocidad de rayo. El mejor carnaval que se celebra, con animales que representan el verano en su territorio, la selva.
Carlota Torrillas.